Cleve Backster era un agente especializado en interrogatorios y experto en técnicas profesionales del polígrafo.
Un buen día conectó su instrumento a una planta para comprobar si algo quedaba registrado al regarla.
Lo que obtuvo fue un registro extrañamente parecido al de una reacción emocional de un ser humano, en cambio la introducción de una hoja en su taza de café del desayuno no tuvo efecto alguno.
Utilizó un fósforo para quemar una hoja, y el instrumento registró una respuesta, como si la planta «sintiese» algo parecido a una profunda angustia.
Para excluir la posibilidad de que él mismo pudiese estar influyendo telepáticamente o de alguna manera al instrumento, realizó un experimento parecido al del vídeo que os presento.