Andréi Tarkovski se dedicó durante algún tiempo, a tomar fotos con una Polaroid.
Estas fotos suscriben su particular forma de ver el mundo.
«En 1977, durante la ceremonia de mi boda en Moscú apareció Tarkovsky con una cámara Polaroid. Había descubierto recientemente este aparato y estuvo usándolo con regocijo entre nosotros. Él y Antonioni fueron mis testigos de boda. Según la costumbre de aquella época eran ellos quienes tenían que elegir la música que sonaría en el momento de firmar los documentos de matrimonio. Escogieron el Danubio azul. Por entonces Antonioni también solía usar una Polaroid.
Recuerdo que en el curso de una localización de exteriores en Uzbekistán donde queríamos rodar un film —que finalmente no hicimos— regaló a tres ancianos musulmanes las fotos que les había tomado. El más viejo, nada más verlas se las devolvió con estas palabras: "¿Qué hay de bueno en parar el tiempo?". Este rechazo desacostumbrado nos sorprendió tanto que no supimos contestar.
Tarkovsky pensó mucho sobre el "vuelo" del tiempo, y quería conseguir una sola cosa: pararlo —aunque solo fuera por un instante, en las imágenes de la Polaroid».