Resulta extraordinario ( y en cierto modo irónico ) como la historia de las torres gemelas, que representaban el poderío americano y se convirtieron en iconos de Nueva York, comienza con la actuación clandestina del funambulista Philippe Petit y termina con un trágico suceso, no menos común, documentado en la serie de fotos de los rascacielos a las que pertenece "the falling man" del fotógrafo Richard Drew.