Se podría decir que las sombras, los deseos y los sueños tienen grados de intensidad muy diversos.
Nuestro umbral del deseo es muy intenso, cuando se juntan estas dos premisas: que lo deseado es desconocido por parte del sujeto, y que lo desconocido desea al sujeto, lo complicado está en que friccionen lo desconocido y el sujeto.
Dadas estas circunstancias tan peculiares, esperamos ( la mayoría de las veces ingenuamente ) alcanzar un placer extremo... único... atrapar nuestros sueños, despejar nuestras sombras...
Suponiendo que pudiéramos conseguir “tal placer", se trata de facilitar esta fricción: posicionarnos para que las probabilidades de que lo desconocido y el sujeto converjan.
Desear es cotidiano, es el día a día de todos nosotros, como puede ser respirar, comer o caminar…
Nacemos siendo verdaderas máquinas de desear: incansables, insaciables, caprichosas…agotadoras!
No tenemos que esforzarnos demasiado en la educación de nuestros hijos ( al menos, en el trabajo de aprender a desear…Quizás nuestra labor como padres sea otra: encauzar positivamente esos deseos que brotan intensos, intermitentes, imparables en todos los niños y que llegan a ser un estar permanente en su espíritu…)
... Si el sujeto y lo deseado llegan a "friccionar", se establece una especie de "batalla campal"; pero con la peculiaridad de que el sujeto, solo reconoce al "enemigo", si es derrotado.
Ganando la batalla, no se consigue nunca conocer al contrincante, a lo deseado ( solo vencerlo, fatigarlo, someterlo y agotarlo ).
Se precisa ser atacado, vencido y derrotado para dejar de desconocer lo que se desea...Esta es una paradoja brutal sobre el deseo…
Cuando ha pasado la "batalla", uno ya conoce bastante bien lo que desea.
Nos hemos tirado tiempo suficiente batallando con el "contrincante", que curiosamente cuando vence, se rinde al sujeto, y es cuando el sujeto:
puede pasar a la acción - paradoja: para el deseo, vencer y rendirse al sujeto, son la misma cosa - casi siempre que hemos pasado a la acción, precipitándonos con demasiada impaciencia, no solemos desarrollar nuestro propósito plenamente...
Otro cantar, es si eso que hemos deseado, es adecuado para nosotros o no... Aquí entramos en un espacio farragoso de arenas movedizas...sombrío y complicado…
A dónde nos lleve este tren, lo ignoramos…
Y ya, cada cual con su vida...
sabias palabras sobre lo más importante del ser humano: el deseo... gracias eva
dicen que una imagen vale más que mil palabras…. eva, tus palabras nos introducen en ese maravilloso entresijo cotidiano de nuestra vida y nuestros deseos, pero esas bellas y sutiles sombras que se proyectan en planos de luz coloreada que has elegido para acompañar tu reflexión no podrían expresar mejor lo que para mí son los deseos, sin los cuales la vida no sería vida, pero que sin embargo no dejan de ser las sombras proyectadas desde un deseo mayor que es la luz de nuestra alma.... blanca por que tiene todos los colores, sin forma porque tiene todas las formas … los deseos son del alma y pero el alma es de aquel que nos deseó…
Lo unico que entiendo,pero sí es cierto, es que muchisimo de mi alma es de quien me deseó